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Como desde 2008, la lluvia volvió a correr la final del último Grand Slam del año para un lunes; como en toda la temporada Djokovic volvió a coronarse campeón.

Si, somos aburridos. Los títulos de este blog son repetitivos pero no es culpa nuestra sino de los protagonistas, que una vez más volvieron a dar la no noticia para que “Doble Pique” la reescriba. Quisiéramos llevarles algo nuevo, o al menos contar lo mismo de forma original, pero resulta imposible no ser reincidente.

Al igual que en 2008, 2009 y 2010 la lluvia se hizo presente para aliviar el calor que hace arder los pies de los jugadores en el cemento neoyorquino, y la final masculina del US Open nuevamente pasó a jugarse un lunes.

Como en todo lo que va del año, Novak Djokovic y Rafael Nadal volvieron a verse las caras. El 1 de un lado, el 2 del otro. Ambos rindieron de acuerdo a la posición que ocupan en el ranking y disputaron por sexta ocasión en lo que va de la temporada la definición de un torneo.

El español volvió a luchar, dejó todo, corrió como siempre y al igual que en Indian Wells, Miami, Roma, Madrid y Wimbledon se llevó el plato del finalista mientras observaba al serbio brindar con la copa del campeón. Djokovic derrotó a Nadal en la final del US Open por 6-2, 6-4, 7-6 y 6-1, y se adjudicó su 10 título de la temporada, y su tercer Grand Slam del año.

El número 1 del mundo fue al último Grand Slam de la temporada a buscar lo que todos creían que conseguiría. Para quienes estén lejos de este deporte y no entienden el favoritismo que tiene el balcánico sobre sus rivales, podría decirse que viajo al último Grand Slam del año con más posibilidades de salir campeón que de comerse un “Hot Dog” en la quinta avenida.

Tenis y Físico son la combinación que tiene el serbio para destruir a quien pase por su camino. Hoy en día podría decirse que un Federer y un Nadal, quizás en menor medida, hacen un Djokovic.

La final fue emotiva. Principalmente por el despliegue físico que mostraron los dos tenistas en la cancha. Puntos larguísimos, defensas impensadas y más de 4 horas de juego fueron el condimento más atractivo que tuvo la final masculina del abierto de Estados Unidos.

Desde lo tenístico Nadal dejó mucho que desear. Volvió a jugar muy corto, no fue agresivo y contra Djokovic jugar al medio y sin profundidad es un suicidio, sólo las piernas del mallorquín pueden hacer que con esa forma de jugar, la final se estire hasta un cuarto set.

En el tercero el español salió a buscar el partido. Cambio totalmente su manera de jugar y arriesgó mucho más con su drive. Algo que debió haber hecho desde el principio del partido. Ya no entró en constantes defensas como en los dos primeros sets para poder ganar un punto. A Djokovic le costó mucho más ponerlo más cerca de la tribuna que de la línea de base, y el zurdo tuvo que correr menos que en los dos primeros parciales y pudo llevarse el tercer capítulo. Sin embargo, el número 2 del planeta, pagó todo el esfuerzo que hizo en los dos primeros parciales y en el cuarto ya no podía moverse.

La obviedad sería decir que Nadal no es más ofensivo y juega tres o cuatro metros detrás de la línea de fondo porque Djokovic no le permite hacer otra cosa. La realidad es que “Rafa”, contra el número 1 del mundo o contra cualquier otro tenista juega de esta manera, sólo que al resto le puede ganar de esta forma.

El español puede ser más contundente. Sino repasen el 2008 y el 2010 que tuvo el número 2 del mundo y van a ver como su drive pasa con velocidad y pica mucho más lejos que los cuadrados de saque. Ese es el golpe que tiene que recuperar para atacar y que en contra partida no lo ataquen, o lo lastimen menos, para dejar de correr de lado a lado de la cancha durante todo el partido. “Sé que tengo que ser más profundo, jugar más largo, más cerca de las líneas si quiero ganarle a Djokovic”, reconoció el del Manacor una vez finalizado el partido.

El circuito masculino ofrece grandes partidos, pero poca expectativa porque los ganadores siempre se repiten. Hasta que Nadal se entrometió en el camino de Federer, el tour era dominado completamente por el suizo. Ahora es el momento de Djokovic y nadie parece poder pararlo. Los más capaces parecen Federer o Nadal, pero a uno le falta lo que le sobra al otro. Al suizo le sobra tenis, pero carece de físico. Se notó en las semifinales cuando luego de ganar los dos primeros sets se vino abajo en el tercero y el cuarto. Se cansó y erró muchísimo. Nadal derrocha físico, tiene el tenis, pero no lo encuentra. La prueba más difícil para el serbio será ver por cuánto tiempo puede mantener este nivel, algo que está totalmente probado por sus otros dos competidores, aunque por el momento deberán mejorar en sus puntos flojos y esperar que el balcánico baje un poco su nivel para reclamar lo que alguna vez les perteneció.